miércoles, 10 de abril de 2019

Empieza otra carrera con un nuevo Niño...

"Pista de atletismo de Bruma. Estoy sentado en unas gradas completamente vacías, a punto de observar una extraña carrera al lado de Román Bourgeois. En la línea de salida espera un Niño acompañado de un atleta de unos treinta años llamado Tiempo. Tras el pistoletazo de salida, Tiempo salta de la línea con una determinación tan marcada como serena. Niño corre alocado, pero le faltan piernas. En la primera vuelta, Tiempo ha tomado tanta ventaja con respecto a su contrincante que Niño, sencillamente, se olvida de Tiempo. En la segunda vuelta, Niño ya es Adolescente. Poco a poco, recupera la distancia con respecto a Tiempo.
En el primer cuarto de la segunda vuelta, Tiempo es rebasado por Adolescente. Y la diferencia llega a ser tal, que es Tiempo quien se olvida del Adolescente. Es tal su ímpetu, que resulta inalcanzable para Tiempo. Adolescente piensa que está corriendo en solitario. Llega a olvidarse de su contrincante.
Pero en la tercera vuelta, Adolescente se ha convertido en Adulto. Tiempo vuelve a pisarle los talones. Adulto, aunque no quiera, está aminorando su velocidad a cada paso. Hay un momento en la tercera vuelta en que Tiempo y Adulto van igualados. Pero es cuestión de segundos. Tiempo es conocido por ser un atleta disciplinado, entrenado en llevar una velocidad constante desde el inicio de la carrera. Adulto empieza a estar exhausto. Tiempo rebasa a Adulto. Nunca más lo volverá a alcanzar.
En la cuarta carrera, Adulto se ha convertido en Anciano. Ya ni siquiera piensa en el Tiempo. Sabe que Tiempo ha ganado. Anciano ya no corre, sino que camina. Sabe que, cuando Tiempo cruce la meta, Anciano caerá desfallecido en cualquier lugar de la pista.
Un par de ambulancieros recogen al corredor fallecido, mientras el corredor Tiempo empieza otra carrera con un nuevo Niño..."



Santi Balmes. El Hambre Invisible.