"¿En qué estás pensando?
¿Cómo te sientes?
¿Qué nos hemos hecho
el uno al otro?...
...¿Qué nos haremos?"
Perdida
martes, 18 de noviembre de 2014
domingo, 21 de septiembre de 2014
Cambio de planes...
"-La vida entera es un plan B. Nos obligan a estudiar para hacer algo provechoso, en vez de dedicarnos a algo que nos fascine. Porque la fascinación, como la pasión y como la vocación y como todas las agudas acabadas en "-ón" , estarían en el plan A, ese que nunca es rentable, ese con el que jamás te ganarías la vida. Y luego está lo que realmente hacemos, aquello a lo que nos dedicamos, que casi nunca es aquello que realmente queremos hacer.
Max tiraba alucinado a Toscano, que siguió hablando.
- Dedicación, qué palabra tan bella y, a la vez, tan prostituida. Lennon ya lo puso en forma de canción: la vida es todo aquello que pasa mientras tú te dedicas a otras cosas. Y es que vivimos en un plan B eterno y blindado anhelando acceder al plan A que vemos en cualquier pantalla, ese que siempre fue imposible, ese al que continuamente llegamos tarde.
Max trató de interrumpirle, pero no pudo.
-Y lo peor es que nadie nos lo dice, nadie nos avisa de que ya está. Nadie se sienta un día ante nosotros y nos dice "mira, lo de seguir queriendo llenar el Palau Sant Jordi con veinte mil fans que canten tus canciones, está bien, pero ya no va a poder ser, ni tienes el talento suficiente, ni estás a tiempo ya, pero la buena noticia es que no pasa nada, podrás vivir bien". Hay médicos que se entrenan para dar malas noticias, no sé por qué no incluyen estas. Seríamos mucho más felices. O igual no, pero podríamos intentar serlo antes..."
Risto Mejide, Que la muerte te acompañe.
Max tiraba alucinado a Toscano, que siguió hablando.
- Dedicación, qué palabra tan bella y, a la vez, tan prostituida. Lennon ya lo puso en forma de canción: la vida es todo aquello que pasa mientras tú te dedicas a otras cosas. Y es que vivimos en un plan B eterno y blindado anhelando acceder al plan A que vemos en cualquier pantalla, ese que siempre fue imposible, ese al que continuamente llegamos tarde.
Max trató de interrumpirle, pero no pudo.
-Y lo peor es que nadie nos lo dice, nadie nos avisa de que ya está. Nadie se sienta un día ante nosotros y nos dice "mira, lo de seguir queriendo llenar el Palau Sant Jordi con veinte mil fans que canten tus canciones, está bien, pero ya no va a poder ser, ni tienes el talento suficiente, ni estás a tiempo ya, pero la buena noticia es que no pasa nada, podrás vivir bien"
Risto Mejide, Que la muerte te acompañe.
lunes, 8 de septiembre de 2014
No se la dediqué...
viernes, 29 de agosto de 2014
Chico no conoce a chica...
jueves, 28 de agosto de 2014
Nos reímos poco...
miércoles, 23 de julio de 2014
Qué hacer...
"Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, porque hay finales que llegan repentinamente, sin avisar, que nos parten en dos mitades. También hay finales que se arrastran durante años y que nunca se acaban porque confunden orgullo con recuerdo.
Los primeros nos provocan un dolor repentino, desgarrador. Los segundos nos desgastan poco a poco, como si fuéramos precipicios que las olas golpean sin parar mientras cientos de gaviotas nos utilizan como letrina. Las algas se nos enredan en los pies y al morir se pudren pegadas a nosotros.
Y entonces cogemos trenes, reservamos habitaciones de hotel en pueblos olvidados, vivimos enganchados a pantallas esperando que alguien decida hablarnos para informarnos del siguiente movimiento, el que nos acercará conscientemente a un final que hace años que buscamos. Pero ese final no llega.
Y de repente un día nos despertamos y sentimos el vacío: en la pantalla aparece The End y decidimos empezar otra historia. Una en la que nunca tengamos que fingir que no nos conocemos."
Paula Bonet, Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End.
Los primeros nos provocan un dolor repentino, desgarrador. Los segundos nos desgastan poco a poco, como si fuéramos precipicios que las olas golpean sin parar mientras cientos de gaviotas nos utilizan como letrina. Las algas se nos enredan en los pies y al morir se pudren pegadas a nosotros.
Y entonces cogemos trenes, reservamos habitaciones de hotel en pueblos olvidados, vivimos enganchados a pantallas esperando que alguien decida hablarnos para informarnos del siguiente movimiento, el que nos acercará conscientemente a un final que hace años que buscamos. Pero ese final no llega.
Y de repente un día nos despertamos y sentimos el vacío: en la pantalla aparece The End y decidimos empezar otra historia. Una en la que nunca tengamos que fingir que no nos conocemos."
Paula Bonet, Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End.
martes, 1 de julio de 2014
No hay tiempo...
"El tiempo es implacable, el tiempo no espera a nadie, el único consuelo que nos queda es que el tiempo es igual para todo el mundo... Un consuelo de mierda, pero bueno...
Hace mucho leí una de las maravillosas greguerías de Ramón Gómez de la Serna que decía: cuando nos asomamos al abismo de la vejez, siempre viene un niño y nos empuja por detrás...
El tiempo... El tiempo... Creo que el tiempo es el concepto más contradictorio que se ha creado en la humanidad... Y, si no, mirar: el tiempo siempre ha existido, ¿verdad?, siempre ha habido tiempo, el tiempo siempre ha estado ahí, pero, qué curioso, para la gran mayoría de cosas, no hay tiempo.
A mí, personalmente, me encantaría poder leer todos los libros que se han escrito, todos, desde el primero hasta el último, pero no se puede, es imposible... porque no hay tiempo.
Me encantaría poder ver todas las películas que se han rodado, todas, desde las más buenas hasta las más malas, pero es imposible, no se puede... porque no hay tiempo.
Me encantaría, no sé, viajar a todos los países del mundo, hablar el máximo número de idiomas posible, practicar todos los deportes, incluso tomarme un café con toda la gente que he querido, con toda la gente que quiero, y con la muchísima gente que seguramente querré...
Pero no se puede...
Porque no hay tiempo...
No hay tiempo..."
Dani Rovira, "¿Quiéres salir conmigo?"
Hace mucho leí una de las maravillosas greguerías de Ramón Gómez de la Serna que decía: cuando nos asomamos al abismo de la vejez, siempre viene un niño y nos empuja por detrás...
El tiempo... El tiempo... Creo que el tiempo es el concepto más contradictorio que se ha creado en la humanidad... Y, si no, mirar: el tiempo siempre ha existido, ¿verdad?, siempre ha habido tiempo, el tiempo siempre ha estado ahí, pero, qué curioso, para la gran mayoría de cosas, no hay tiempo.
A mí, personalmente, me encantaría poder leer todos los libros que se han escrito, todos, desde el primero hasta el último, pero no se puede, es imposible... porque no hay tiempo.
Me encantaría poder ver todas las películas que se han rodado, todas, desde las más buenas hasta las más malas, pero es imposible, no se puede... porque no hay tiempo.
Me encantaría, no sé, viajar a todos los países del mundo, hablar el máximo número de idiomas posible, practicar todos los deportes, incluso tomarme un café con toda la gente que he querido, con toda la gente que quiero, y con la muchísima gente que seguramente querré...
Pero no se puede...
Porque no hay tiempo...
No hay tiempo..."
Dani Rovira, "¿Quiéres salir conmigo?"
domingo, 15 de junio de 2014
Enhorabuena...
"Lo contaba George Clooney en una entrevista:
“Cuando no era nadie, tuve que aceptar un papel en La Matanza de Texas 2, me avergonzaba hacer esa película, pero tenía que comer… Resulta que fue por esa película por la que me vio Steven Spielberg y me ofreció el papel de Urgencias.
Años después me ofrecieron ser el nuevo Batman y todo el mundo me dijo que sería mi consagración definitiva como estrella. Esa, sería la película que me pondría en el firmamento de los más grandes…
Todos conocéis la historia: La primera película, la que no quería hacer, me puso en los hogares de la gente, la segunda, la que me iba a dar la gloria, sólo me puso pezones”
Poco se puede añadir a esta anécdota. Lo sabemos cuando nos paramos a pensar: La vida es un río, y no el estanque en el que chapoteamos ahora mismo. Los acontecimientos, por mucho que nos empeñemos en preverlos, siempre salpican por el lado más inesperado, como cuando le echamos limón a los boquerones.
Mi mayor éxito llegó gracias a que me echaron de una empresa de comunicación en la que trabajaba.
Tu gran suerte fue que te dejara esa persona que tanto te hizo llorar.
El día más inolvidable de tu vida amaneció contigo maldiciéndote por tener que salir de la cama.
Por eso, cada vez que me siento mal por el momento vivido, cada vez que me pinza la tripa la certeza de que estoy fracasando, me acuerdo de Clooney y de una cosa que le dijo su papá, Thomas Wayne, cuando todo el mundo se reía de sus ridículos pezones:
“Nos caemos para aprender a levantarnos”
“Cuando no era nadie, tuve que aceptar un papel en La Matanza de Texas 2, me avergonzaba hacer esa película, pero tenía que comer… Resulta que fue por esa película por la que me vio Steven Spielberg y me ofreció el papel de Urgencias.
Años después me ofrecieron ser el nuevo Batman y todo el mundo me dijo que sería mi consagración definitiva como estrella. Esa, sería la película que me pondría en el firmamento de los más grandes…
Todos conocéis la historia: La primera película, la que no quería hacer, me puso en los hogares de la gente, la segunda, la que me iba a dar la gloria, sólo me puso pezones”
Poco se puede añadir a esta anécdota. Lo sabemos cuando nos paramos a pensar: La vida es un río, y no el estanque en el que chapoteamos ahora mismo. Los acontecimientos, por mucho que nos empeñemos en preverlos, siempre salpican por el lado más inesperado, como cuando le echamos limón a los boquerones.
Mi mayor éxito llegó gracias a que me echaron de una empresa de comunicación en la que trabajaba.
Tu gran suerte fue que te dejara esa persona que tanto te hizo llorar.
El día más inolvidable de tu vida amaneció contigo maldiciéndote por tener que salir de la cama.
Por eso, cada vez que me siento mal por el momento vivido, cada vez que me pinza la tripa la certeza de que estoy fracasando, me acuerdo de Clooney y de una cosa que le dijo su papá, Thomas Wayne, cuando todo el mundo se reía de sus ridículos pezones:
“Nos caemos para aprender a levantarnos”
Arturo Parroquia, "Enhorabuena por tu fracaso"
viernes, 2 de mayo de 2014
Hazlo...
"Todo lo que hagas en la vida
Será insignificante
Será insignificante
Pero es muy importante
que lo hagas
que lo hagas
Porque nadie más lo hara..."
Recuérdame
martes, 15 de abril de 2014
Cosas olvidadas...
La vida es injusta
Eso oigo resonar en mi cabeza
Hay días que eres
más consciente de ello
Y esos son los peores
Días en que un instante
te hace caer
Y de repente ves
qué cerca estaba el precipicio
Porque está ahí, siempre está ahí
Y no puedes hacer nada para sortearlo…
La vida es injusta
Y tú menos que nadie te mereces esto...
Por favor, no me olvides…
Eso oigo resonar en mi cabeza
Hay días que eres
más consciente de ello
Y esos son los peores
Días en que un instante
te hace caer
Y de repente ves
qué cerca estaba el precipicio
Porque está ahí, siempre está ahí
Y no puedes hacer nada para sortearlo…
La vida es injusta
Y tú menos que nadie te mereces esto...
Por favor, no me olvides…
miércoles, 19 de febrero de 2014
Miradas...
"Al final todo es eso. Las veces que me miraste y te miré y sentimos que entre tanta confusión había algo que tenía verdadero sentido."
Marwan
martes, 18 de febrero de 2014
Ya no lo intentaba...
"Ya no intentaba
evocar su recuerdo.
Ella volvía cuando quería,
en sueños, en mentiras
y en sensaciones vagas
de algo ya vivido.
A veces, por ejemplo,
cuando se dirigía al trabajo,
Veía a una pelirroja
en una esquina cualquiera
y por un sobrecogedor instante habría jurado que era ella.
Enseguida advertía que su pelo era más bien rubio que rojo.
Además, sostenía un cigarrillo... Y llevaba una camiseta de los Sex Pistols.
Eleanor odiaba los Sex Pistols.
Eleanor...
Escondida tras su espalda hasta que él se vuelve.
Tendida a su lado hasta que él se despierta.
Siempre hace que los demás parezcan insulsos y superficiales,
nunca lo suficientemente interesantes...
Eleanor, que lo estropeaba todo.
Eleanor, perdida.
Ya no intentaba evocar su recuerdo..."
Eleanor & Park
evocar su recuerdo.
Ella volvía cuando quería,
en sueños, en mentiras
y en sensaciones vagas
de algo ya vivido.
A veces, por ejemplo,
cuando se dirigía al trabajo,
Veía a una pelirroja
en una esquina cualquiera
y por un sobrecogedor instante habría jurado que era ella.
Enseguida advertía que su pelo era más bien rubio que rojo.
Además, sostenía un cigarrillo... Y llevaba una camiseta de los Sex Pistols.
Eleanor odiaba los Sex Pistols.
Eleanor...
Escondida tras su espalda hasta que él se vuelve.
Tendida a su lado hasta que él se despierta.
Siempre hace que los demás parezcan insulsos y superficiales,
nunca lo suficientemente interesantes...
Eleanor, que lo estropeaba todo.
Eleanor, perdida.
Ya no intentaba evocar su recuerdo..."
Eleanor & Park
martes, 4 de febrero de 2014
Has decidido que te la llevas...
“Has decidido que te la llevas. La noticia ha caído como un mazazo sobre la familia. Un mazazo de los que te rompe por dentro pero te une por fuera. Un mazazo que aplasta cada año más de 200.000 familias sólo en España. Otra familia que se ve obligada a recordar que sólo se tiene a sí misma cuando alguien se viene o se va.
Has decidido que te la llevas. No has sido ni para decirlo a la cara. Nos lo has hecho saber desde tu escondite, la putrefacta caverna microscópica en la que llevas meses atrincherado, agazapado detrás de un asterisco que venía en un sobre muy parecido al de las facturas, como si alguien te hubiera pedido la cuenta, el qué se debe, l’addition.
Cobarde, que eres un cobarde. Mal rayo te parta. Ni un mísero aviso. Ni una oportunidad. Te presentas como se presentan los delincuentes y los indeseables, por sorpresa, sin avisar, cuando ya todo es tarde, cuando ya sólo queda alevosía y nocturnidad. Como si te hubiéramos hecho algo. Como si alguien en este mundo mereciese algo así.
Porque has decidido que te la llevas. Vale, muy bien y ahora qué. Nos das la noticia, nos marcas un plazo, nos amputas cualquier esperanza y aún tendremos que darte las gracias por dejarnos algo de tiempo para despedirnos de ella. Nos dejas el tiempo justo para embalsamar tantos recuerdos que no sabemos ni por dónde empezar. El tiempo justo para no poder ni llorar.
Que sepas que no vas a llevártela tan fácilmente. Que sepas que ella piensa plantarte cara hasta el final. Aunque sea lo último que haga. Piensa aferrarse a lo que le queda de sí. Y piensa apurar toda estadística por ínfima que sea, como se apura el último sorbo en pleno desierto, como se estiran esos últimos minutos antes de que vuelva a sonar el despertador.
Pero sobre todo, que sepas que no está sola. Ni ahora ni nunca. Ni antes ni después. Su dolor es el nuestro. Su lucha no se libra sólo en su organismo, sino en el ánimo de todos y cada uno de los que la queremos, la querremos y la quisimos alguna vez. Porque en eso consiste querer de verdad, sufrir lo que se ama y amar lo que se sufre, se esté en el cuerpo de quien se esté. Pero qué hago contándote esto, tú qué vas a saber, si eso tú no lo podrás sentir jamás.
Tú has decidido que te la llevas, y punto. Y eso sí, ahora nos ofreces todo tipo de paliativos. Siniestra palabra. Eufemismos, tecnicismos inútiles para disfrazar el dolor que menos duela. Pero duele igual.
Tratamiento, otra palabra que siempre nos será extraña. Porque esconde lo mismo que esconde cualquier peluca. Un esfuerzo titánico, cotidiano, íntimo y personal por aparentar normalidad bajo circunstancias absolutamente extraordinarias.
Por eso, has decidido que te la llevas y puede que al final hasta te la acabes llevando. Puede que ganes, pero jamás vas a triunfar. Porque hay cosas que nunca podrás llevarte.
No te llevarás su risa. Porque su risa puede contigo. Aunque al final te la lleves a ella, su risa se quedará. Tampoco puedes con su cariño. El que recibe y el que nos ha dado. Cuanto más se apaga ella, más se ilumina el hueco que deja a su alrededor. Y por supuesto, no podrás con su recuerdo. Es demasiado grande para ti. Y para cien más como tú.
Cuídate mucho, porque esto no ha hecho más que empezar. Detrás de tus malditas 6 letras hay mucha más gente que sigue luchando todos los días, desde dentro y desde fuera de la enfermedad. Disfruta aún que puedes. Destruye a discreción mientras te dure.
Nosotros tardaremos más o menos, nos dejaremos más o menos por el camino, pero tarde o temprano, tú caerás. Como cayeron tantas otras antes que tú. Porque vamos a por ti. Y si algo bueno tiene el ser humano, de las pocas cosas buenas quizás, es que cuando queremos destruir algo, cuando de verdad nos lo proponemos, es sólo cuestión de tiempo que lo consigamos. Mira si somos buenos, que a veces hasta lo hacemos sin querer.
Has decidido que te la llevas.
Ahora mírame fijamente.
Porque a mí, miedo, no me das.”
Risto Mejide
4 de febrero. Día Mundial contra el Cáncer.
Has decidido que te la llevas. No has sido ni para decirlo a la cara. Nos lo has hecho saber desde tu escondite, la putrefacta caverna microscópica en la que llevas meses atrincherado, agazapado detrás de un asterisco que venía en un sobre muy parecido al de las facturas, como si alguien te hubiera pedido la cuenta, el qué se debe, l’addition.
Cobarde, que eres un cobarde. Mal rayo te parta. Ni un mísero aviso. Ni una oportunidad. Te presentas como se presentan los delincuentes y los indeseables, por sorpresa, sin avisar, cuando ya todo es tarde, cuando ya sólo queda alevosía y nocturnidad. Como si te hubiéramos hecho algo. Como si alguien en este mundo mereciese algo así.
Porque has decidido que te la llevas. Vale, muy bien y ahora qué. Nos das la noticia, nos marcas un plazo, nos amputas cualquier esperanza y aún tendremos que darte las gracias por dejarnos algo de tiempo para despedirnos de ella. Nos dejas el tiempo justo para embalsamar tantos recuerdos que no sabemos ni por dónde empezar. El tiempo justo para no poder ni llorar.
Que sepas que no vas a llevártela tan fácilmente. Que sepas que ella piensa plantarte cara hasta el final. Aunque sea lo último que haga. Piensa aferrarse a lo que le queda de sí. Y piensa apurar toda estadística por ínfima que sea, como se apura el último sorbo en pleno desierto, como se estiran esos últimos minutos antes de que vuelva a sonar el despertador.
Pero sobre todo, que sepas que no está sola. Ni ahora ni nunca. Ni antes ni después. Su dolor es el nuestro. Su lucha no se libra sólo en su organismo, sino en el ánimo de todos y cada uno de los que la queremos, la querremos y la quisimos alguna vez. Porque en eso consiste querer de verdad, sufrir lo que se ama y amar lo que se sufre, se esté en el cuerpo de quien se esté. Pero qué hago contándote esto, tú qué vas a saber, si eso tú no lo podrás sentir jamás.
Tú has decidido que te la llevas, y punto. Y eso sí, ahora nos ofreces todo tipo de paliativos. Siniestra palabra. Eufemismos, tecnicismos inútiles para disfrazar el dolor que menos duela. Pero duele igual.
Tratamiento, otra palabra que siempre nos será extraña. Porque esconde lo mismo que esconde cualquier peluca. Un esfuerzo titánico, cotidiano, íntimo y personal por aparentar normalidad bajo circunstancias absolutamente extraordinarias.
Por eso, has decidido que te la llevas y puede que al final hasta te la acabes llevando. Puede que ganes, pero jamás vas a triunfar. Porque hay cosas que nunca podrás llevarte.
No te llevarás su risa. Porque su risa puede contigo. Aunque al final te la lleves a ella, su risa se quedará. Tampoco puedes con su cariño. El que recibe y el que nos ha dado. Cuanto más se apaga ella, más se ilumina el hueco que deja a su alrededor. Y por supuesto, no podrás con su recuerdo. Es demasiado grande para ti. Y para cien más como tú.
Cuídate mucho, porque esto no ha hecho más que empezar. Detrás de tus malditas 6 letras hay mucha más gente que sigue luchando todos los días, desde dentro y desde fuera de la enfermedad. Disfruta aún que puedes. Destruye a discreción mientras te dure.
Nosotros tardaremos más o menos, nos dejaremos más o menos por el camino, pero tarde o temprano, tú caerás. Como cayeron tantas otras antes que tú. Porque vamos a por ti. Y si algo bueno tiene el ser humano, de las pocas cosas buenas quizás, es que cuando queremos destruir algo, cuando de verdad nos lo proponemos, es sólo cuestión de tiempo que lo consigamos. Mira si somos buenos, que a veces hasta lo hacemos sin querer.
Has decidido que te la llevas.
Ahora mírame fijamente.
Porque a mí, miedo, no me das.”
Risto Mejide
4 de febrero. Día Mundial contra el Cáncer.
sábado, 1 de febrero de 2014
domingo, 26 de enero de 2014
Puntos suspensivos...
Me gustan los puntos suspensivos
Esa sensación de continuidad
de que aún hay cosas por llegar
Emocionante y prometedor
Sin un final que aceche al final de la frase…
Ese limbo que te mantiene a la expectativa...Esa sensación de continuidad
de que aún hay cosas por llegar
Emocionante y prometedor
Sin un final que aceche al final de la frase…
Es fácil creer que hay cosas que no pueden acabar
Que todo puede continuar
Pero al final, siempre hay alguien
Que borra dos de esos puntos y los convierte en uno…
Que todo puede continuar
Pero al final, siempre hay alguien
Que borra dos de esos puntos y los convierte en uno…
sábado, 25 de enero de 2014
Destination Anywhere...
"Just right there I realised I dindn´t care about the consequences
I only care about her, ‘cause you can’t run forever
I can’t tell where this road will lead
If it’s the beginning of the journey or the end
All I know is I’m on my way to you..."
Destination Anywhere
jueves, 9 de enero de 2014
Un kamikaze cualquiera...
De un extremo a otro
Tratando de analizar
todas las posibilidades
Cuando en realidad
no debería existir ninguna
Se empieza a hacer inevitable
Como una extraña hierva
que crece sin control
Sabes que deberías cortarla,
pero solo te detienes a admirarla
Arriesgando todo tu mundo, saltando por encima de cualquiera
Siendo lo que siempre juraste no ser
Como una polilla que avanza
Perfecto y mortal
Así es como va a ser
Y, ¿sabes qué?
No me importa en absoluto…
Firmado: Un kamikaze cualquiera
miércoles, 1 de enero de 2014
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